domingo, 22 de junio de 2014

CONDUCCIÓN ANTICIPADA AL PELIGRO

CONDUCCIÓN ANTICIPADA AL PELIGRO


Por Juan Antonio Carreras Espallardo y  José María González González

La criminología vial, como disciplina criminológica que estudia los factores relacionados con la seguridad vial, desde la observación empírica y la praxis, se interesa por  todas las acciones y comportamientos encaminados a reducir el número de víctimas mortales y en estado grave que se producen a consecuencia de los incidentes o siniestros viales. La criminología vial tiene como uno de sus objetos de estudio el comportamiento de los conductores en la carretera, más allá de que sean víctimas o victimarios. Ya hicimos un estudio de la conducción agresiva  Una de las definiciones más aceptadas sería “la producción de un estímulo nocivo de un organismo hacia otro con la intención de provocar daño o con alguna expectativa de que el estimulo llegue a su objeto y tenga el efecto deseado” (Kaplan, H. y Sadock, B, 1997). Según la definición que hemos visto anteriormente, y aplicada a la conducción, la podemos definir como cualquier forma de comportamiento de un conductor, con la que intenta directa o indirectamente provocar, perjudicar o causar daño de cualquier tipo a otras personas que comparten el espacio común por el que discurre el tráfico. Generalmente se entiende en el sentido de impulsar acciones que superan notablemente las normas de comportamiento de conducción seguro y que directamente afecta a otros usuarios de la carretera colocándolos en peligro innecesario.

La conducción anticipada al peligro, por el contrario, es el comportamiento que realiza un conductor educado, atento, consciente, encaminado a evitar un siniestro vial en el cual no tendría responsabilidades de haberse producido. Es, por lo tanto, aquella conducta que realiza el conductor cuando percibe una situación que previsiblemente podría finalizar con un incidente vial.

Si pusiéramos un par de ejemplos, podríamos resumir la teoría en estos:

Conductor que circula con preferencia pero al aproximarse a un cruce regulado por señal vertical de STOP o CEDA EL PASO en la vía por la que tiene que cruzar se percata de que se aproxima un vehículo sin reducir la velocidad y es el conductor que se anticipa al peligro el que frena y detiene su vehículo antes de cruzarse con el otro. Esta es una acción donde se ha evitado un siniestro vial gracias a la acción del conductor que tenía la preferencia de paso.

Otro ejemplo sería el de un conductor que se aproxima a un semáforo en fase roja y lo hace reduciendo la velocidad sin detenerse instantáneamente porque observa que por detrás circula un vehículo que no reduce la velocidad porque no se ha percatado de la circunstancia del semáforo en rojo e incluso el conductor que ante el inminente peligro de ser alcanzado reanuda la marcha con su semáforo en fase roja para no ser alcanzado porque está atento a la circulación y ha observado por el espejo retrovisor que un vehículo se aproxima sin intención de detenerse.

La conducción anticipada al peligro es un área de estudio por explorar que necesita una mayor información y publicidad entre los usuarios de las vías, como comentábamos recientemente con todo un experto en seguridad vial como es Bernhard Schieber. Son muchos los incidentes de tráfico que se podrían evitar si los conductores hiciesen uso de la conducción anticipada al peligro.

martes, 3 de junio de 2014

MEDICAMENTOS Y SEGURIDAD VIAL

MEDICAMENTOS Y AGRESIVIDAD EN LA CONDUCCIÓN


Como todos sabemos los medicamentos son drogas que están legalizadas y utilizadas de manera correcta, nos permiten el control y curación de gran cantidad de procesos patológicos. Además, los medicamentos son utilizados también con fines preventivos y de diagnóstico.
Los distintos grupos de fármacos, por sus efectos sobre el organismo humano, pueden influir e interferir con la capacidad de conducción, y, en ocasiones, hasta ser los responsables de los siniestros viales. Sin embargo, los medicamentos también pueden mejorar la capacidad de conducción en individuos con ciertas enfermedades.
A pesar de que es bien conocido su aspecto positivo, preventivo y curativo, no debe olvidarse que la mayoría de fármacos son sustancias extrañas al organismo humano y que, como tales, en ocasiones pueden producir efectos tóxicos. De hecho, aunque cada vez se dispone de nuevas sustancias más potentes, más cómodas de administrar y más seguras, en mayor o menor medida todas ellas ocasionan efectos tóxicos al individuo que las toma. De ahí que lo correcto es utilizar los medicamentos sólo cuando sea necesario, a la dosis adecuada y por un tiempo determinado. Un dato a tener en cuenta, alrededor del 20% de los conductores circulan bajo los efectos de algún fármaco.
Hay medicamentos como  las Benzodiacepinas[1] (BZD), que son medicamentos psicotrópicos que deprimen el sistema nervioso centrales, que nos pueden ocasionar reacciones de agresividad; siendo los más peligrosos y los que más reacciones agresivas y violentas nos pueden producir en la conducción de vehículos.
 Y qué decir tiene sobre el alcohol y los medicamentos. El alcohol, por sí mismo, afecta seriamente a la capacidad de conducción de vehículos, siendo uno de los principales agentes implicados en la aparición de siniestros viales. La ingesta de alcohol y fármacos es muy peligrosa y, en general, no se deberá beber alcohol mientras se está en tratamiento con fármacos. El alcohol potencia los efectos tóxicos, sedación, somnolencia, confusión, incoordinación motora, agudeza visual, etc., de una gran cantidad de medicamentos. La ingesta, incluso en pequeñas cantidades, de alcohol produce gran efecto en el individuo.



[1] El efecto sedativo de las benzodiacepinas y de los  sedantes en general comienza deprimiendo los lóbulos frontales del cerebro y, por lo tanto, puede  desinhibir más aún a los pacientes que tienen pobre  control de impulsos y que con facilidad se podrían  tornar agresivos o más agitados. Se han descrito   reacciones paradójicas con agitación y agresividad  en algunos pacientes con estos riesgos particulares  cuando ingieren benzodiacepinas. No  recomendable su uso como medicamento único, en pacientes con agitación por psicosis, ni en  pacientes con pobre control de impulsos o con DS.

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