martes, 27 de agosto de 2013

EDUCACIÓN VIAL

LA EDUCACIÓN VIAL COMO EL PRIMER PILAR DE UNA BUENA POLÍTICA CRIMINAL DE SEGURIDAD VIAL

Como sabemos la Política Criminal en Seguridad Vial la podemos dividir en en tres prevenciones (primaria, secundaria y terciaria) y de las tres la mas importante  es la primera, ya que una buena planificación de ésta, nos privaría de tener que aplicar las dos siguientes. ¿Pero como lo conseguiríamos?, muy sencillo con la implementación de la  EDUCACIÓN VIAL en todas las esferas de nuestra vida, empezando desde la infancia.

Pero antes de continuar, ¿qué entendemos por educación vial?
"La Educación Vial persigue la formación del comportamiento del usuario de las vías cuando haga uso de éstas, ya sea como peatón, viajero o conductor. Pudiendo decir, que es el arte de saber andar, conducir y comportarse con seguridad, respetando siempre a los demás".
La educación vial es el motor principal para una buena prevención de los delitos contra la seguridad vial y contra la prevención de los siniestros viales.  La prevención en educación vial tiene dos fases que van correlacionadas una con la otra: la formación y la acción (o puesta en practica).
Para que la prevención sea un echo, hace falta que la persona conozca el peligro y conocer el peligro es ir mas allá de la simple formación. Pero como sabemos no solo vale conocer el peligro para poder evitarlo, tenemos que saber percibirlo y esto solo se logra cuando estamos interactuando en las vías publicas ya sea como peatón, conductor o viajero.  Pero después de conocer el peligro y saber percibirlo, tenemos que querer evitarlo, y esto solo se consigue con una buena actitud y socialización en el tráfico.
Todo lo anterior es lo que tiene que englobar la educación vial, formar a las personas, no solo en conocimientos teóricos, sino en actitudes y valores para que tengan una formación global en educación vial que les ayudará a desenvolverse sin problemas por las vías y a respetarse mutuamente con todas las personas que participamos de la vida diaria de las calles o carreteras de nuestro entorno.
Una buena política criminal en seguridad vial tiene que empezar desde que somos niños, aprendiendo en las escuelas educación vial, pero no debe quedarse ahí, tiene que seguir en casa con los padres (y esto se consigue si ellos de niños han recibido esta educación) y continuar con ella en todas las esferas de nuestra vida, en el trabajo,etc.
Así, el día de mañana conseguiremos tener a todas las personas formadas,experimentadas y socializadas en el tráfico viario y podremos olvidarnos de esas malas noticias que vemos todos los días en las noticias de "ha habido tantos muertos en las carreteras o han sido detenido tantos conductores..." (aunque eso es una utopía, pero hay que luchar por ello).




martes, 13 de agosto de 2013

SEVERIDAD, CELERIDAD Y CERTEZA DE LA SANCIÓN

SEVERIDAD,CELERIDAD Y CERTEZA DE LA SANCIÓN

Desde la criminología y desde hace mucho tiempo, sabemos que en la prevención general de los delitos intervienen tres variables básicas de la sanción: la severidad de la sanción, la celeridad de la sanción, es decir, que se imponga la sanción en un plazo de tiempo corto y la certeza de la sanción.
Pues bien, de estas tres variables que juegan en la prevención de delitos (severidad, celeridad y certeza del castigo), lo que la investigación criminológica ha demostrado en multitud de estudios es que la que tiene alguna promesa de tener efectivamente efectivos preventivos generales es la certeza del castigo. No es la severidad, por mucho que uno aumente la severidad del castigo, si el ciudadano no percibe la probabilidad de que ese castigo se aplique, el legislador ya se puede preocupar por aumentar la severidad del mismo, simplemente será un castigo que no llegará al ciudadano como motivo de temor, porque el ciudadano percibe que o bien el riesgo de detección o bien el riesgo de aplicación del castigo es tan mínimo que en realidad la severidad no tendrá ninguna incidencia real en la evitación de delitos. Ésta es una cuestión que ha sido demostrada en multitud de estudios, que acreditan que el aumento en la severidad del castigo normalmente los ciudadanos primero ni siquiera lo perciben, y segundo si lo hacen no variarán su conducta si creen que no hay un riesgo real de detección[1].
El conductor no es ingenuo, como a veces parece presuponer el legislador penal, y el conductor percibe perfectamente cuáles son los riesgos de realización de un determinado delito y evidentemente eso juega en su cálculo a la hora de realizar las acciones. Por tanto, el legislador se puede preocupar mucho por aumentar la severidad del castigo, pero si no aumenta la certeza del mismo, es un hecho comprobadísimo en la literatura criminológica, que no es la severidad de la pena sino la certeza del castigo lo que debería preocupar al legislador.
Por tanto,  una política de aumento significativo de la cantidad de radares junto con una sanción administrativa rápida y eficaz (que podría implicar evidentemente multa y retirada del permiso de conducción), nos bastaría probablemente para modificar el comportamiento de los conductores, y no sería necesario acudir al Derecho Penal, ya que el ciudadano percibiría que hay una sanción efectiva que se le va a aplicar con razonable probabilidad.
Hay muchos estudios que acreditan que la simple retirada del permiso de conducción, pero una retirada  que el ciudadano vea de muy probable aplicación, disminuye efectivamente la comisión del delito, y no la amenaza de una pena de prisión que el ciudadano en realidad ve que no hay riesgo real de que se le aplique.



[1] Vid. por todos v. HIRSCH, A. / BOTTOMS, A.E. / BURNEY, E. / WIKSTRÖM, P.O. (1999): Criminal Deterrence and Sentence Severity, University of Cambridge: Hart Publishing.

viernes, 2 de agosto de 2013

TRASTORNOS DE PERSONALIDAD Y CONDUCCIÓN

TRASTORNOS DE PERSONALIDAD Y CONDUCCIÓN

Se dice que “cada uno conduce como vive” (Tillmann y Hobbs), pero no tenemos que remitirnos sólo al curso vital del delincuente vial, sino que tenemos que aplicarlo también a su actitud en las vías y a la estructura de su personalidad.
Con respecto a la personalidad, sabemos que ésta desempeña un papel determinante en la conducta del ser humano en el tráfico, y por lo tanto los trastornos de personalidad influyen directamente en las decisiones y actuaciones que tomemos cuando vamos circulando.
Los trastornos de la personalidad se caracterizan por patrones de percepción, reacción y relación que son relativamente fijos, inflexibles y socialmente desadaptados, incluyendo una variedad de situaciones.
Las personas con trastornos de la personalidad generalmente no son conscientes de que su comportamiento o sus patrones de pensamiento son inapropiados; por el contrario, a menudo creen que sus patrones son normales y correctos.
Existen ciertos trastornos de la personalidad (personalidades con rasgos antisociales, narcisistas o personalidades límites) que se asocian con una mayor propensión a la conducción temeraria y por tanto a los siniestros viales.
Conjuntamente considerados, los trastornos de la personalidad afectan al individuo en diferentes ámbitos, que incluyen la cognición, la afectividad, los impulsos y el ámbito interpersonal. En general se trata de alteraciones:
  •  En la forma de percibir e interpretar los acontecimientos, incluyendo la percepción de uno mismo y  de los demás;
  •  En la naturaleza, intensidad y adecuación de la respuesta emocional;
  •  En la actividad y relaciones interpersonales; y
  •  En el control de los impulsos.

Ahora veremos cada trastorno de personalidad y su influencia para la seguridad vial:
  1. TRASTORNO PARANOIDE: Desconfianza y suspicacia que hace que se interpreten maliciosamente las intenciones de los demás. El trastorno paranoide de la personalidad es el primero de los trastornos que puede interferir con la actividad de la conducción. La suspicacia y desconfianza típicas de los sujetos con esta alteración hace que tengan naturaleza combativa y predominen en ellos expresiones de hostilidad, lo que a su vez puede provocar en los demás una respuesta hostil. Así mismo, pueden experimentar episodios psicóticos breves que duren minutos u horas, al igual que son frecuentes comportamientos asociados de abuso de alcohol y/o drogas, todo lo cual puede constituir, en situaciones asociadas a la conducción, un claro elemento de riesgo.
  2. TRASTORNO NARCISISTA: Grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía. El trastorno narcisista de la personalidad, al igual que en los casos anteriores, puede ir asociado a otros trastornos, siendo en este caso el histriónico, límite, antisocial y paranoide. Aunque en sí mismo tampoco parece estar directamente relacionado con situaciones de riesgo para la seguridad vial, la falta de interés por la sensibilidad de los demás y la vulnerabilidad de la propia autoestima, características del trastorno narcisista de la personalidad, predisponen a reacciones desdeñosas, agresivas y hostiles que pueden manifestarse en situaciones de conducción. Adicionalmente, puede ir asociado a trastornos depresivos, episodios hipomaníacos y abuso de drogas, especialmente, cocaína.
  3. TRASTORNO DEPENDIENTE: Comportamiento sumiso y pegajoso relacionado con una excesiva necesidad de ser cuidado. Trastorno de la personalidad por dependencia, aunque, no habría que olvidar que es característica de este trastorno la tendencia a evitar la responsabilidad, así como la fuerte ansiedad que se experimenta ante la toma de decisiones, algo frecuente y recurrente en la conducción
  4. TRASTORNO PASIVO-AGRESIVO: se creen que son condescendientes con los demás pero en realidad se resisten pasivamente a ellos, y en este proceso la persona se vuelve más hostil y enojada. con respecto a la seguridad vial estas personas pueden sufrir ataques de ira y enfrentamientos contra otros conductores.Este trastorno puede ir asociado al paranoide y el narcisista y con sus consecuencias en la conducción.
  5. TRASTORNO LÍMITE: Inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y los afectos, y notable impulsividad. El trastorno límite de la personalidad es otro de los que están manifiestamente contraindicados en situaciones de conducción. De hecho, entre las manifestaciones comportamentales de este tipo de trastorno se encuentran actos impulsivos, auto-lesivos y suicidas. En efecto, la impulsividad de este tipo de sujetos suele manifestarse en áreas potencialmente peligrosas para ellos mismos y en ocasiones también para los demás como por ejemplo en el abuso de drogas o la conducción temeraria. Suelen ser frecuentes las amenazas e intentos de suicidio y, asociados a ellas, comportamientos temerarios, imprudentes, de automutilación y autodestructivos que, en situaciones de conducción, suponen un manifiesto riesgo de siniestro vial.
  6. TRASTORNO ANTISOCIALDesprecio y violación de los derechos de los demás. El trastorno antisocial de la personalidad constituye un grave factor de riesgo que es causa de denegación del permiso o licencia de conducción ordinarios. No debiéramos olvidar que la conducción, además de un aprendizaje complejo, constituye una actividad social regulada por las normas legales y reglas de convivencia social. Los comportamientos antisociales en situaciones de conducción representan un elemento de trasgresión de las normas de tráfico, o de agresión a los demás usuarios de las vías, que supone un claro riesgo de accidente y pone en peligro la seguridad de las personas y usuarios de las vías públicas.
  7. TRASTORNO HISTRIÓNICO: Emotividad excesiva y demanda de atención. El trastorno histriónico de la personalidad no parece constituir, en sí mismo, un riesgo directo de siniestro vial, aunque es frecuente que se presente simultáneamente con los trastornos límite, narcisista, antisocial y por dependencia. No obstante, no habría que olvidar que este trastorno cursa, con frecuentes intentos y amenazas de suicidio que, aunque no se conozca riesgo real de suicidio, constituyen formas de coacción. Este mismo deseo de presionar para atraer sobre sí la atención de los demás, puede manifestarse en comportamientos con los que, por ejemplo pretendiendo “alardear”, se infrinjan los límites de velocidad y otras normas de tráfico, pudiendo poner en peligro la seguridad vial.
  8. TRASTORNO OBSESIVO: Preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control. El trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad, al igual que los restantes trastornos del grupo C, no parece representar un riesgo directo de accidente de tráfico, aunque también es posible que pueda afectar a la frecuente toma de decisiones necesaria en la conducción. Asímismo, -si bien es cierto que rara vez expresan explícitamente su ira este tipo de sujetos suelen trastornarse o enfadarse en situaciones en que son incapaces de controlar su entorno físico e interpersonal, hecho frecuente en la conducción. Por otra parte, carecen de la suficiente flexibilidad como para hacer frente a situaciones nuevas de modo eficiente y adaptativo, y comparten características con otros trastornos de la personalidad como hostilidad, competitividad y sensación de urgencia, además de asociarse frecuentemente a trastornos del estado de ánimo y de ansiedad, todas ellas manifestaciones que pueden llegar a afectar a la seguridad vial.
  9. TRASTORNO EVITATIVO: Inhibición social, sentimientos de incompetencia e hipersensibilidad a la evaluación negativa. El Trastorno de la personalidad por evitación, aisladamente, no parece tener implicaciones directas para la seguridad vial, pero suele presentarse asociado, además de a trastornos del estado de ánimo y de ansiedad, al trastorno límite,paranoide, esquizoide y esquizotlico.
  10. TRASTORNO ESQUIZOIDE: Desconexión de las relaciones sociales y restricción de la expresión emocional. El trastorno esquizoide de la personalidad también puede dar lugar a situaciones de riesgo de accidente. Los sujetos con este tipo de trastorno reaccionan pasivamente ante las circunstancias adversas y tienen dificultades para responder adecuadamente a acontecimientos vitales importantes. Igualmente, pueden tener períodos con síntomas psicóticos muy breves, que duren varios minutos u horas, incluyendo ideas delirantes y alucinaciones, especialmente ante estímulos estresores. En ocasiones también pueden presentar asociado un trastorno del estado de ánimo. Todo ello, conjuntamente considerado, hace que también esta forma de trastorno de personalidad pueda afectar a la seguridad vial.
  11. TRASTORNO ESQUIZOTLICO: Malestar intenso en las relaciones personales, distorsiones cognoscitivas o perceptivas y excentricidades del comportamiento. Del mismo modo, en el trastorno esquizotípico de la personalidad, los sujetos también suelen presentar síntomas asociados de ansiedad, depresión u otros estados de ánimo disfóricos, así como episodios psicóticos breves y transitorios, que pueden afectar igualmente a la seguridad de la circulación.
Hemos visto como los trastornos de la personalidad se caracterizan por alteraciones de diversa índole, cognoscitivas, afectivas, de la actividad interpersonal y del control de los impulsos. Las manifestaciones de dichas alteraciones variarán, lógicamente, en función del tipo de trastorno, aunque muchas de ellas pueden derivar en comportamientos de riesgo para la seguridad vial. Pensemos, por ejemplo, en los episodios psicóticos o en las reacciones de ira, agresividad, impulsividad, etc., características de ciertas formas del trastorno de personalidad, o en los comportamientos antisociales, imprudentes, temerarios o suicidas asociados a otros.
Por otra parte, el carácter inflexible y persistente de los rasgos desadaptativos de personalidad, junto a su naturaleza estable y de larga duración hace que puedan extenderse a toda una amplia gama de situaciones personales y sociales entre las que se cuentan las relacionadas con la conducción y el uso de las vías públicas. 

COMO ESTACIONAN LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD

1.       PARANOIDE: ¡arrinconado otra vez!
2.       NARCISISTA: el coche más grande y más lujoso.
3.       DEPENDIENTE: necesita a los otros coches para sentirse protegido
4.       PASIVO-AGRESIVO: estaciona en oblicuo para ocupar dos espacios.
5.       LÍMITE: golpea el coche de su examante.
6.       ANTISOCIAL: obstaculiza a los otros coches.
7.       HISTRIÓNICO: estaciona en el centro para darle un efecto escénico.
8.       OBSESIVO: alineamiento perfecto en su plaza de estacionamiento.
9.       EVITATIVO: se esconde en la esquina.
10.   ESQUIZOIDE: no puede tolerar la cercanía de los otros vehículos.
11.   ESQUIZOTLPICO: estacionamiento intergaláctico.


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